La publicación –y la gran acogida entre la crítica y los lectores que debo agradecer a diario varias veces– que ha tenido mi primera novela, ‘El silencio del pantano’ ha tenido un efecto perverso que intento corregir con estas líneas y que no es otro que el lamentable abandono de este blog. Así que, de nuevo junto a la tumba de Stevenson, aquí en lo alto del Monte Vaea me propongo hablar –no soy demasiado original dadas las fechas– de muertos, lápidas y cementerios. Un post de temporada, vaya, como en la verdulería. Y también hablaremos de un personaje muy importante para mi ciudad, Valencia, y, como es natural en estos casos, bastante desconocido para los valencianos.